A los que aún no conozcáis a Mael os contamos un poco sobre él. Con solo tres años, Mael se ha convertido en un símbolo de resiliencia para toda la comunidad asturiana. El pequeño, que sobrevivió a una sepsis meningocócica, una infección fulminante que puede comprometer la vida en cuestión de horas, perdió manos y pies como consecuencia de la enfermedad, convirtiéndose en el único niño tetramputado de la región. Pese a ello, continúa un proceso ejemplar de adaptación y recuperación que ha despertado una profunda ola de solidaridad.
Pero hoy, sus padres han decidido alzar la voz no solo por él, sino por todos los niños y niñas de Asturias. A través de un mensaje difundido en redes sociales, la familia denuncia la “lucha constante contra la burocracia” y la falta de apoyos suficientes en los centros educativos, especialmente para menores con necesidades específicas.
“Esto no va de un caso. Ni de una familia. Va de todas y todos”
En su comunicado, los padres de Mael subrayan que la precariedad de recursos no afecta únicamente a su hijo, sino a numerosas familias, docentes y profesionales que conviven con las limitaciones del sistema.
“Estamos cansados de pelear contra la burocracia”, expresan. “Seguimos sin el apoyo que se nos promete; sin saber si habrá un auxiliar cuando es necesario o si las horas asignadas alcanzarán para cubrir ni lo básico”.
El mensaje apunta también a la situación de los colegios que quieren trabajar por la inclusión pero carecen de los medios para hacerlo. “Asturias presume de inclusión, pero la inclusión no se escribe en papeles: se demuestra con apoyos, con horas, con personas, con hechos”, afirman.
Un llamamiento a toda la comunidad educativa
La familia lanza una invitación abierta a la unión de todas las partes implicadas: familias, docentes de infantil y primaria, educadores, orientadores, PTs, ALs y equipos directivos. “Cuando una familia lucha, luchan todas”, señalan, recordando que la falta de apoyos no solo pone en riesgo la igualdad de oportunidades, sino que supone un fallo colectivo.
“No pedimos privilegios. Pedimos derechos. Pedimos humanidad”, reclaman. Y exigen que los menores reciban la ayuda que necesitan, cuando la necesitan, sin tener que enfrentarse diariamente a “un muro” administrativo.
Una voz que busca no apagarse
El llamamiento concluye con la esperanza de que este mensaje no se quede solo en un vídeo o en un gesto aislado, sino que se convierta en una fuerza que sume y en un paso firme hacia una educación verdaderamente inclusiva en Asturias.
“Que sea una voz que no se apague”, pide la familia, consciente de que la situación de Mael es solo una muestra visible de un problema que afecta a cientos de niños y niñas en la región.
