
Cada vez son más jóvenes quienes optan por escribir antes que hablar, evitando las llamadas telefónicas incluso cuando se trata de asuntos importantes. Algunos reconocen no haber respondido una llamada en semanas, y no por olvido: simplemente no quieren hacerlo.
Esta tendencia ha dado lugar a lo que algunos expertos ya llaman la “generación muda”, jóvenes que han crecido con los móviles en la mano, pero que sienten incomodidad, e incluso ansiedad, al tener que contestar una llamada. “Me pone nerviosa no saber qué decir al momento”, reconoce una joven. Otra añade que las llamadas “interrumpen” y no permiten procesar bien la información, a diferencia de los mensajes, que pueden leerse y responderse cuando uno lo desee.
Un estudio internacional titulado Generation Mute, Millennials Phone Call Statistics indica que un 75% de los jóvenes consultados considera las llamadas telefónicas una intrusión en su rutina diaria, y prefieren métodos de comunicación asincrónicos, como WhatsApp, correo electrónico o chats de diferentes aplicaciones.
El fenómeno, que en algunos casos llega a denominarse ‘telefobia’, también se refleja en el ámbito profesional. Según relatan varios trabajadores jóvenes, su primera opción es siempre enviar un correo o un mensaje por plataformas como Teams, y solo recurren al teléfono si no obtienen respuesta. “Si puedo resolverlo por escrito, lo hago. Me resulta menos invasivo”, afirma una empleada de 24 años.