
La explanada de la playa de Poniente se convirtió anoche en un hervidero de música y entusiasmo con el concierto de Abraham Mateo, uno de los eventos más esperados de la Semana Grande gijonesa. El artista gaditano, que a sus 26 años cuenta con una sólida trayectoria internacional, ofreció un espectáculo vibrante que combinó carisma, destreza vocal y un despliegue escénico impecable.
Desde antes del inicio, el ambiente ya anticipaba una noche especial. Entre luces de móviles, pancartas y gritos de expectación, el público aguardaba impaciente su aparición. La espera culminó con una entrada enérgica al ritmo de Plan de hoy, que desató una ovación unánime.
“En esta noche tan bonita junto a la playa vamos a vivir el mejor show de toda la gira. ¿Gijón tiene ganas de fiesta? Pues vamos a dársela”, proclamó Mateo, reforzando la conexión inmediata con sus seguidores.
El repertorio repasó varios de sus grandes éxitos, incluyendo Clavaíto, Loco Enamorado y Bailarina, interpretados con coreografías precisas y un sonido pulcro que mantuvo a Poniente en movimiento de principio a fin. La fusión de ritmos frescos con letras emotivas, sello característico de su estilo, logró reunir a un público de todas las edades, testimonio de su versatilidad artística.
Con una carrera iniciada en la infancia y marcada por álbumes como Are You Ready? y colaboraciones internacionales, Abraham Mateo ha consolidado su lugar en la escena del pop latino y español. Anoche, en Gijón, dejó claro que ya no es una promesa emergente, sino una realidad consolidada, capaz de transformar un espacio al aire libre en una auténtica pista de baile.
El concierto cerró con la sensación de haber vivido una de las veladas más intensas y festivas de la Semana Grande, en la que la música, el verano y el mar se unieron en perfecta sintonía.
La noche alcanzó su clímax con la canción más esperada por los asistentes, “Señorita” (2013), que fue el tema que lo catapultó a la fama masiva y se volvió viral en varios países. Con esa pieza final, Abraham Mateo puso un broche de oro a una cita que quedará grabada como una de las más intensas y festivas de la Semana Grande, en la que la música, el verano y el mar se unieron en perfecta sintonía.