
Ciertas zonas rurales de Gijón, especialmente en Castiello, se ha visto alterada estas navidades debido a una serie de robos en viviendas. Al menos una decena de casas han sido asaltadas, muchas de ellas en un radio muy reducido.
“Han robado en casi todos los chalés, solo queda el nuestro”, comenta un residente afectado. Los delitos, que han aumentado significativamente durante el periodo festivo, son atribuidos por las fuerzas de seguridad a un grupo itinerante especializado que habría aprovechado las ausencias habituales de estas fechas para perpetrar los robos.
Un patrón de actuación repetitivo
El modus operandi en todos los casos sigue un patrón similar: los delincuentes estudian las viviendas previamente para asegurarse de que están desocupadas, concentrándose en aquellas sin sistemas de alarma. Actúan al anochecer, forzando ventanas o puertas traseras, y registran la casa en busca de objetos de valor.
Los vecinos describen escenas desoladoras al regresar a sus hogares, quienes además exigen la instalación de cámaras de vigilancia prometidas por el Ayuntamiento. “No resolverán todo, pero al menos podrían disuadir a los ladrones si saben que pueden ser identificados”, insisten. En solo una tarde, cuatro viviendas en La Coría fueron objeto de robo.
Vías de escape y origen de los grupos delictivos
Castiello es especialmente vulnerable debido a su proximidad a la autovía del Cantábrico, lo que facilita la huida de los delincuentes tras cometer los robos. Las investigaciones apuntan a bandas procedentes de Europa del Este, que operan en varias comunidades autónomas. Estas organizaciones suelen centrarse en el robo de joyas, que exportan rápidamente fuera del país mediante envíos postales o mediante miembros que viajan a sus lugares de origen.